EL QUERER COMO POSIBILIDAD

EL QUERER COMO POSIBILIDAD

La ética del deseo, de la posibilidad y de la libertad transforma el principio cartesiano “pienso, luego existo”, por el de “quiero, luego existo”. Si la acción humana es el fundamento de toda moralidad, para ser el hombre primero tiene que querer ser. 
Quiero antes de ser… ¿Por qué? Precisamente porque el primer propósito, el primer anhelo del querer es ser. Querer es querer ser; y querer ser es querer ser más, querer acendrarse y ampliarse más en el ser. En último término, querer es querer ser plenamente, totalmente: ser del todo y el todo. Quiero luego soy porque no quiero primordialmente más que ser y soy mi querer y soy lo que quiero, consisto en querer ser.
Al igual que el deseo radical, el querer no es un querer cualquiera. No es un querer del tipo: “lo quiero porque se me pega la gana”, “lo quiero pero no sé por qué lo quiero”. El querer, en un sentido ético, no es sinónimo de capricho, terquedad o simplemente, una acción fortuita, sino que es un querer radical en donde nos va nuestro propio ser

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